jueves, 27 de noviembre de 2014

Dando a conocer las rapaces nocturnas de la Sierra del Oro.



Las rapaces nocturnas son uno de los grupos de aves a los que CARAMUCEL dedica parte de su tarea, ya sea de estudio, conservación o educación ambiental. No es para menos, teniendo en cuenta que forman parte de la fauna más destacable en nuestra principal zona de actuación, el Valle de Ricote.

Recientemente, nuestra asociación ha realizado una actividad de escucha nocturna en la Sierra del Oro, como forma de dar a conocer los valores faunísticos dentro de nuestros espacios naturales, de forma guiada, respetuosa y atractiva para quienes quieran acercarse a ellos. En este artículo damos a conocer algunos de los contenidos que se trataron.


Variedad de ambientes: pinares, roquedos, zonas abiertas y cultivos.
La Sierra del Oro es una montaña de altitud media (952 metros de cota máxima), situada en la margen derecha del río Segura, entre los municipios de Abarán, Cieza y Ricote. La mayor parte de su superficie forma parte de dos Montes Públicos incluidos en el C.U.P.[1], predominando en su entorno las zonas agrícolas de secano y de regadío, así como algunos núcleos poblacionales. La práctica totalidad de su superficie se encuentra incluida en la Zona de Especial Protección para las Aves de la “Sierra del Molino, Embalse del Quípar y Llanos del Cagitán”, declarada por la presencia de, entre otras, búho real (Bubo bubo). Pero no es la única rapaz nocturna que se encuentra en esta ZEPA. Otras como el cárabo (Strix aluco), que habita los viejos pinares de carrasco, el mochuelo europeo (Athene noctua) en los cultivos y secanos que rodean el monte, o el autillo (Otus scops) frecuente en las zonas bajas y medias, harán que podamos disfrutar de algunos de los sonidos más típicos de las noches serranas.

Rapaces nocturnas en la Sierra del Oro y su entorno.

Búho real
Búho real. Especie que cuenta con varias parejas reproductoras en la zona. Se distribuye por las zonas medias y bajas, preferentemente áreas de matorral y roquedos, con oquedades, protegidas de las lluvias y vientos, normalmente orientadas al sur. Actualmente su población es aceptable, estimándose en unos 6-7 territorios, incluido alguno del extrarradio, por lo que se estiman unas 4 ó 5 parejas, número al que hay que sumar los ejemplares jóvenes en busca de territorio.

Cárabo común. Se distribuye por toda la sierra, ocupando zonas altas de pinar más o menos denso de pino carrasco (Pinus halepensis), preferentemente en estado maduro, a la vez que se mezcla con rocosas, donde encuentra las oquedades necesarias para nidificar. El área cuenta con una buena densidad de esta rapaz, de la que se estiman unos 6 territorios, lo que supone contar con unas 6 parejas, más algún ejemplar solitario.

Una curiosidad sobre el búho real y cárabo que se da en la Sierra del Oro, es que ambas especies conviven a veces muy próximas, algo no muy habitual debido a su alta territorialidad y competencia. De esta forma, durante la noche, es posible escuchar sus cantos estando cercanos uno del otro, pudiendo determinar así su territorio.

Mochuelo europeo
Mochuelo europeo. Una de las más habituales rapaces nocturnas, tanto en zonas bajas de la sierra, como en áreas de cultivo aledañas a esta. Cuenta con una buena distribución y, aunque ha bajado debido a los cambios en el uso del suelo, sobre todo modificaciones en los cultivos, al transformarse en regadíos intensivos. Aún existen zonas de cultivos tradicionales, secanos con viejos olivos y zonas abiertas, donde encuentra un hábitat adecuado. No hay datos de población concretos, pero sí se constata su reproducción en diversas zonas.


Autillo
Autillo europeo. La más pequeña de nuestras rapaces nocturnas, está presente en zonas medias y bajas de la sierra, incluyendo la Rambla de Benito y áreas próximas a cultivos de olivos abandonados, los cuales utiliza para criar. Hay muy pocas parejas, pero no es difícil escucharlo en época de celo.


Búho chico. Especie poco frecuente en la zona, aunque existen varias citas, que normalmente siempre se dan en zonas bajas del entorno de la sierra, donde encuentran pinos aislados, rodeados de tierras de cultivo. Se ha escuchado su canto y recogido restos de egagrópilas y plumas, pero no hay constancia de su reproducción, ni de dormideros invernales.

Lechuza común
Lechuza común. Otra nocturna poco frecuente en la zona, que ha sido observada en muy contadas ocasiones, sobre todo en entornos agrícolas y ligada a casas abandonadas, donde se han encontrado restos de su presencia y plumas. No constancia alguna de su reproducción. 


Como la mayoría de estas aves son difícilmente observables a plena luz del día, lo más apropiado para detectarlas e identificarlas será mediante sus cantos. Si somos iniciados en el tema, es recomendable conocer primero cómo son en cada una de las especies, para poder diferenciarlos e identificarlos correctamente. Para ello hay que recurrir a los recursos necesarios donde informarnos, guías de identificación, incluso realizar algún curso, asistir a alguna charla o participar en actividades de alguna asociación que trabaje en su estudio y conservación.

Nuestro monitor Domingo Gómez
Para realizar la escucha propiamente dicha, hay que estar preparados ya al atardecer, realizar el recorrido necesario para llegar a un buen punto de escucha y esperar. El resultado de esta actividad mejorará sin hacemos coincidir la visita con la época de celo de la especie que queremos escuchar. Por ejemplo, las noches de noviembre a enero son las más adecuadas para escuchar el reclamo del búho real.  Otras como el mochuelo o el cárabo se dejan oír buena parte del año, aunque en época de celo la cosa puede mejorar bastante. En las salidas es recomendable llevar ropa y calzado adecuado para caminar a pie por el monte, algo de abrigo por si fuera necesario, linterna y algo de agua o comida, según el tiempo que vayamos a invertir. CARAMUCEL, realiza talleres y salidas organizadas en épocas adecuadas del año.

Un grupo realizando una escucha
La principal amenaza de conservación a la que se enfrentan las rapaces nocturnas viene dada por la degradación y pérdida de sus hábitats naturales, al igual que puede suceder de forma general con la mayoría de especies de nuestra fauna. Sin embargo, hay varias causas de mortalidad directa que señalaremos. Atropellos: donde la principal especie afectada es el mochuelo europeo; electrocución: siendo el más afectado el búho real, con casos constatados todos los años; colisión en vallados artificiales: con una caso muy claro que afectó a un cárabo joven en los límites del monte de la Sierra del Oro.

Búho real muerto por electrocución en el paraje de Macicandú (Abarán). Año 2014.
Ejemplar de cárabo que murió por colisión en un cercado en el límite del monte público de la Sierra del Oro (Abarán). año 2013.
Proyecto cárabo.
Desde el año 2015, la asociación CARAMUCEL desarrolla varias actividades que tienen como finalidad tener un mayor conocimiento de las poblaciones de cárabo común (Strix aluco) en el Valle de Ricote y contribuir a su conservación. Para ello se llevan a cabo labores de seguimiento, así como la construcción e instalación de cajas-nido. Este proyecto está coordinado por Domingo Gómez Gómez, experto en esta especie en nuestra comarca, una de las más desconocidas de la geografía murciana.





Enlaces relacionados: Taller de Rapaces Nocturnas 18 y 19 febrero 2017

[1] 1.903 has. de superficie pública de monte, de unas 2.945 has en total que abarca la Sierra del Oro.

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